Laura Restrepo definió su novela Hot Sur como una “novela de fronteras”, pero quizá haya que extender esta caracterización a la línea trasversal que recorre su obra. Porque hablar de la escritura de esta autora colombiana es hablar de las vidas atravesadas por los desplazamientos, por el desarraigo, pero también por todo aquello que impacta en las personas más allá de su origen.
Dice Ardila-Jaramillo (2016) que “la narrativa de Restrepo se afinca en Colombia, pero trasciende sus fronteras para ocuparse de la sociedad latinoamericana, de los problemas políticos, económicos y culturales que le son comunes a sus hombres y mujeres sin importar su raza ni su nacionalidad”.
Su obra constituye una de las aproximaciones más incisivas a los fenómenos de violencia, desarraigo y migración sudamericanos. En su obra confluyen la crónica, la investigación social y la ficción para representar las fracturas identitarias que produce el desplazamiento forzado, tanto dentro de Colombia como en contextos migratorios trasnacionales.
La literatura de Restrepo opera como una cartografía del margen, en la que los sujetos errantes y migrantes ocupan el centro del relato. En sus cuentos y novelas se observan cuestiones como la pérdida de identidad en el desplazamiento interno, la migración como experiencia de tránsito y exclusión, y la disolución de las fronteras, tanto nacionales como genéricas, apostando por una estética de lo híbrido.
La violencia del desplazamiento: desarraigo e identidad
En obras como La novia oscura y La multitud errante, el desplazamiento interno aparece como resultado directo del conflicto armado colombiano y de la violencia estructural ejercida sobre los sectores más vulnerables.
Cascante (2005) ha señalado que en estas novelas “los protagonistas son seres desplazados que pierden su sentido de identidad al ser desarraigados de sus comunidades”. El exilio interior, impuesto por la violencia, lleva a los personajes a vagar entre territorios hostiles donde su subjetividad se encuentra fragmentada.
En La multitud errante, Siete por Tres representa esta condición de errancia radical: un hombre mutilado, sin hogar ni destino, atrapado en la imposibilidad de pertenecer. Su espacio es la periferia, un “no-lugar” que simboliza la exclusión social y política. Para Cascante, este personaje habita un “espacio intermedio” en el que las coordenadas de identidad y comunidad se han disuelto.

Hot Sur: frontera, migración y desmontaje del sueño americano
Hot Sur marca un giro transnacional en la narrativa de Restrepo. Ambientada entre Colombia y Estados Unidos, esta novela narra la historia de María Paz, una inmigrante latina encarcelada en EE. UU, acusada de un crimen que no cometió. Desde el inicio, la autora se refiere a Hot Sur como una “novela de fronteras”, no solo en el sentido geográfico, sino en cuanto a lenguajes, géneros y culturas que se entrecruzan.
Según Ardila-Jaramillo (2016), Hot Sur es una crítica frontal al “sueño americano” desde la perspectiva de los desplazados del Sur global. A través de una trama que combina el thriller con el testimonio, la novela desmonta los mitos de ascenso y meritocracia que estructuran la promesa estadounidense.
Restrepo expone “lo falaz que resulta el sueño americano para los latinos” y revela los mecanismos de exclusión racial, jurídica y económica que enfrentan los migrantes.
Dice María Paz: “Esto sí es América, pensaba yo, por fin la veo. América está allá adentro en las casas de ellos. Los imaginaba dichosos”, pero la realidad se impone y lo que encuentra al interior de las casas es desolación, soledad e infelicidad.
Así lo atestiguan una serie de historias que acumula en su trabajo como encuestadora de una empresa de limpieza: la de la viuda que no lava las sábanas desde hace siete meses para conservar las huellas de su marido; aquella de la mujer cuyo pecho está atravesado por una mancha roja y clama por un producto que elimine su desgracia; esa otra madre que en el afán de ocultar la drogadicción de sus hijos lava todos los días su ropa de camas o el hombre que mantiene atada con alambre a su mujer.
Todas estas historias tienen como propósito hacer evidente la disonancia entre la fachada y el interior, entre el espacio público y el privado, entre la realidad y la falsa imagen que se proyecta de esa sociedad y, sobre todo, reiterar lo etéreo que resulta ser, al fin de cuentas, el sueño americano.
Uno de los elementos que caracteriza Hot Sur es su dimensión estética: en ella, el lenguaje funciona como frontera, aunque el bilingüismo de los personajes no es la única dicotomía que aparece en la novela: lo limpio/lo sucio (que aparece en paralelo a lo público/lo privado) o lo legal/lo criminal, reflejan la dicotomía norte/sur:
“Esa es justamente la idea, una novela de frontera: entre el norte y el sur, entre el inglés y el español, entre el viejo sueño global americano que se derrumba, y el nuevo sueño que los personajes persiguen sin saber todavía cómo será. Quise contar a través de miradas cruzadas: la extrañeza de los gringos frente a la marejada de latinos que se les viene encima, por un lado, y por el otro las expectativas y decepciones de los latinos ante esa realidad de allá”.
Restrepo introduce una “doble focalización”: el punto de vista de los norteamericanos que observan con recelo la llegada masiva de latinos, y la mirada de los migrantes que enfrentan el desencanto al constatar que el país prometido es un espacio hostil. Esta estrategia permite visibilizar “las expectativas y decepciones” que acompañan el viaje migrante y plantea una narrativa polifónica sobre la movilidad global.
Una ruptura con las viejas categorías
En diálogo con Verena Dolle, Restrepo señaló que “las categorías viejas ya no nos sirven” y que la literatura debe hacerse cargo de la mezcla, el cruce y el mestizaje que definen nuestro tiempo. En este sentido, Hot Sur no es solo una novela sobre la migración, sino una propuesta formal que subvierte las nociones tradicionales de género literario, nación y sujeto. Lo fronterizo no es aquí solo el contenido, sino la forma misma del relato.
La literatura de Laura Restrepo construye una estética del desplazamiento que desafía los límites entre lo local y lo global, lo testimonial y lo ficcional, lo nacional y lo transnacional. En La novia oscura y La multitud errante, el desplazamiento interno desestructura las nociones de identidad y pertenencia, mientras que en Hot Sur, la migración internacional revela las fronteras físicas y simbólicas que separan a los incluidos de los excluidos.
Lejos de ofrecer soluciones o narrativas de superación, las obras de Restrepo interrogan críticamente los sistemas que producen y sostienen la violencia estructural. La suya es una literatura de la intemperie, que sitúa a sus personajes en el umbral de lo humano y lo político, y que convierte el acto de narrar en una forma de resistencia.
Si quieres saber más:
- Ardila-Jaramillo, Clemencia. “Fronteras en vilo. Un estudio sobre Hot Sur de Laura Restrepo”. Anuario de Estudios Americanos, vol. 73, no. 2, 2016, pp. 457–482.
- Cascante, Helena Isabel. Desplazamiento e identidad en La novia oscura y La multitud errante de Laura Restrepo. Universidad de Calgary, 2005.
- Dolle, Verena, ed. ¿Un sueño europeo? Europa como destino anhelado de migración en la creación cultural latinoamericana (2001–2015). Iberoamericana-Vervuert, 2020.
Laura Restrepo (Bogotá, 1950) publicó en 1986 su primer libro, Historia de un entusiasmo (Aguilar, 2005), al que siguieron La Isla de la Pasión (1989; Alfaguara, 2005 y 2014), Leopardo al sol (1993; Alfaguara, 2005 y 2014), Dulce compañía (1995; Alfaguara, 2005 y 2015), La novia oscura (1999; Alfaguara, 2005 y 2015), La multitud errante (2001; Alfaguara, 2016), Olor a rosas invisibles (2002; Alfaguara, 2008), Delirio (Premio Alfaguara 2004), Demasiados héroes (Alfaguara, 2009 y 2015), Hot sur (2012; Alfaguara, 2024), Pecado (Alfaguara, 2016), Los Divinos (Alfaguara, 2018) y Canción de antiguos amantes (Alfaguara, 2022). Sus novelas han sido traducidas a numerosos idiomas y han merecido varias distinciones.