El desvío a Santiago (Cees Nootheboom, Siruela): «Es ya un clásico. Es un viaje itinerante en sí mismo. Es un viaje con un destino final en Santiago, pero no es un viaje en línea recta. Se va dejando desviar, como el propio título dice, por el país. En manos del azar. Es así como creo que hay que viajar. Hay que desviarse siguiendo las carreteras, las señales que señalan pueblos o lugares a un lado y otro de la carretera principal. Hay que perderse por los cruces de caminos para conocer mejor un lugar. Hay que pararse a hablar, a oír el viento, los pájaros, los sonidos del paisaje. Viajar no es ir a tiro fijo de un sitio a otro, es dejarse llevar y pararse a escuchar, a sentir y a mirar los paisajes con los ojos del alma».