No queda nadie (Brais Lamela, Cuatro Lunas): «Nos parece una literatura brutal. Aborda el tema de los embalses, de la expulsión, de los pueblos de colonización. Cuestiona el concepto de desarrollo. Nos parece una maravilla, con un estilo muy diferente, con otro registro» (Jairo Marcos y Mª Ángeles Fernández).