Literatura rrom o la búsqueda de un destino

En España conocemos al pueblo rrom como gitano porque durante mucho tiempo se creyó que procedían de Egipto (gitano es una derivación del griego antiguo egiptiano). Esta creencia se mantuvo porque el verdadero origen, la India, tenía en la Edad Media menor prestigio que los egipcios y, por lo tanto, los grupos de rroms (integrado por tres ramas: kalés, sintés o manouches, rromés) que, desde el siglo XI se desplazaron por todo el continente europeo, tenían una mejor entrada con esa “falsa identidad”. Sin embargo, esto no evitó que sufrieran la expulsión, la persecución y la marginación allá donde fueran. El pueblo rrom es nómada a la fuerza y, en su peregrinaje, recogió y difundió las culturas del camino.

En cuanto a la literatura, como sucede con la mayoría de las culturas itinerantes, se desarrolla en la tradición oral. Por ejemplo, se han logrado recoger varias baladas legendarias, de las cuales conocemos a menudo la melodía; colecciones de cuentos donde se mezclan elementos universales; más de 1.500 refranes así como centenas de adivinanzas con una función clara lúdica, pero también didáctica o ritual.

La presencia del pueblo rrom en fuentes escritas, crónicas, obras literarias, es frecuente, pero los rromés han comenzado a escribir en su lengua propia y a crear su literatura nacional sólo muy recientemente. La literatura nacional de los rromés, cuyos comienzos coinciden con el alumbramiento de las mismas experiencias en otras ramas artísticas, es la expresión de una conciencia nacional que emerge hacia el final de los años sesenta del siglo XX. La escritora rrom Sandra Jayat dice que «cuando ya no sabes adónde vas, al menos debes saber de dónde vienes».

Necesidad de identidad

De esta manera, la literatura escrita del pueblo rrom comienza cuando nace la necesidad de organizarse, de fundar asociaciones culturales y artísticas propias. Son, según explican Rajko Djuric y Marcel Courthiade en su artículo Una mirada a la literatura romaní, “tentativas de identificación colectiva con una nación, identificación permanentemente acompañada tanto por las cuestiones fundamentales de la historicidad (¿de dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿a dónde vamos?), como por un grado cada vez mayor de conciencia social y cultural y de aspiración al progreso social”.

La poesía gitana nace al calor de la identidad que interroga, que busca el lugar y el destino. La toma de conciencia lleva a los poetas gitanos a buscar el puesto que les corresponde en la sociedad actual y en el planeta, rechazando el histórico y reductivo papel de “libres marginados” que se refleja en las políticas de aniquilación de la cultura romaní. El poeta gitano se asoma a la página para mirarse en un espejo, y el contraste entre las imágenes negativas estereotipadas externas y la propia interioridad provocan incertidumbre y aturdimiento, pero al mismo tiempo determinan una mayor toma de conciencia de la propia identidad.

Pioneros de la literatura escrita romaní

En este origen de la literatura escrita romaní podemos citar el Teatro Romen de Moscú (aún en activo), que se creó en 1931, gracias al apoyo de Anatole Vasillevich Lunarcharski. En este espacio se representó la primera pieza musical dramática romaní, titulada “La vida sobre ruedas”, de Alexandro Viecheslávovich Germano, que ha sido llamado el padre de la literatura rromaní en la Unión Soviética. De manera paralela, en otros países empezó también a emerger una joven inteligencia rromaní. En Checoslovaquia se creó un teatro aficionado y hubo iniciativas parecidas en Rumania y en Yugoslavia.

Aunque la Segunda Guerra Mundial, que provocó la muerte de 500.000 rromés y sintés, frenó momentáneamente este impulso literario que acababa de nacer, años después surgieron otros poetas de gran valor. Un caso excepcional es el de la polaca Bronislawa Wajs, llamada Papùa (Muñeca). Según las palabras del célebre poeta polaco Julian Tuwin, autor de “La Biblia Gitana”, las creaciones de Papùa son “de poesía en estado puro”.

En la vecina Checoslovaquia se cuentan una docena de poetas y en Francia y Hungría, son los prosistas quienes destacan. Entre ellos, Matéo Maximoff, nacido en 1918 en Barcelona y muerto en 1999 en Paris, autor de un gran número de obras en prosa, siendo la más conocida Los Ursitory (Parcas), que se ha publicado en varias lenguas. En la exYugoslavia también se desarrolla una abundante obra escrita. Entre los precursores, conviene citar a Gina Ranjisis, de Serbia, cuyos versos han llegado hasta nosotros gracias a Heinrich von Wlislocki. Sus poemas han sido recogidos en un libro, Rromane Gils (Cantos Gitanos), publicado en 1864 en Suecia. Y también a Slobodan Berberski (1919-1989), que ha publicado más de 10 libros, todos en serbo-croato, pero con unas cuantas palabras de rromaní en los textos.

Terminamos esta mirada a los orígenes de la literatura escrita romaní citando la compilación de escritoras gitanas que realizó Jessica Reidy y que publicó en la revista Vida (Women in Literary Arts). Entre ellas se encuentran nombres como Olga Pankova, Philomena Franz, Cecilia Woloch o Diana Norma Szokolyai.

Referencias:

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