Las contradicciones internas marcadas por las etiquetas y la polaridad externa, la dificultad de encontrarse en los márgenes de dos mundos, la familia, la cotidianeidad, la vida en toda su maravilla, son piezas del poemario Invocación a las mayorías silenciosas, obra de Paloma Chen publicada por Letraversal. Con ella conversamos en Itinerancias sobre lenguajes, comunicación, expresión artística y búsqueda de identidad.
¿Piensas que la poesía es el género que mejor responde a lo que tienes que decir?
Yo soy periodista pero lo que yo escribo es siempre muy personal, tiene mucho que ver con mi vida. Cuando yo estudié periodismo, las cosas que me interesaban de ese mundo tampoco eran las usuales. Eran cosas muy personales, temas que tienen que ver con la identidad, con la migración. Al final, son distintos lenguajes con los que yo he ido abordando estos temas que me atraviesan y que de algún modo siempre me han rondado. A mí la parte que más me interesaba de periodismo era la parte creativa, la parte del cuidado del lenguaje. Considero que muchas crónicas periodísticas pueden llegar a ser literatura y un poco yo aspiraba a eso.
Por otra parte, soy una lectora voraz de muchos géneros distintos y no soy de esas poetas que son monógamas de la poesía. La poesía vino a mi vida como un gran regalo. Además de ser una gran lectora de poesía, descubrí que me encantaban los eventos de poesía colectivos. Descubrí que la poesía, además de ser un lenguaje bellísimo, también podía comunicar, podía emocionar, podía conmover a las personas de una manera que no conseguía con mis reportajes. Esto tiene mucho que ver con la manera en la que nació el libro porque al principio no iba a tomar para nada la forma de un poemario. Yo estaba escribiendo unas historias de mi familia y en ese proceso de descubrimiento personal, me di cuenta de que entraba mi subjetividad poética.
Además de la familia, un tema recurrente es el de la identidad, el cuestionamiento de la identidad. Esta búsqueda, ¿tiene que estar necesariamente ligada al origen, nos tiene que vincular con el lugar donde nacemos?
Para mí sí que ha tenido que ver con el origen, pero no creo que todas las personas vayan rebuscando en ese origen o quieran embarcarse en ese proyecto de saber quién soy. Ese es un proyecto muy narcisista, que consume muchísimo tiempo y al que le he dedicado más tiempo del que debería. Pero lo necesitaba. En mi caso, por este trabajo colectivo de poner todo esto en cuestionamiento con la comunidad. Se trataba de verlo con otras personas con perfiles similares a mí, ver cómo ellas han abordado sus búsquedas. Cada persona es un universo distinto. Ahora, por ejemplo, estoy en Shanghai. No es la ciudad de origen de mis padres, pero sí que es el país de origen de mis padres y es un país donde yo me siento muy cómoda, es un lugar donde reencuentro muchas cosas, a pesar de seguir sintiéndome muy extranjera.
Creo que un mensaje que estamos transmitiendo, no solo con este poemario, sino con otros movimientos de artistas que ahora estamos en ese proceso, es ese cansancio de las etiquetas, de todo esto. Porque siempre ha estado muy mitificada esta “vuelta al origen” y que es un poco como vuelta a ¿dónde? Si yo nací en Alicante, yo no migré de ninguna parte, fueron mis padres. Y yo estoy en una ciudad que ni mis padres conocen bien, porque está lejos de donde ellos estaban, ha pasado muchísimo tiempo. Entonces, yo no estoy volviendo para nada al origen, lo que pasa es que me estoy encontrando con otras cosas, otras capas, que me están ayudando a definir mi identidad. Al final, creo que hay múltiples maneras de construir la identidad, son infinitas.
"Para simplificarlo todo al máximo nos presentamos siempre con unas dicotomías extremas".
A propósito de ese “volver a dónde”, es interesante preguntarse cuál es el país de las segundas generaciones.
Exacto. Ligándolo con la pregunta anterior, si para mí ha estado mucho esa búsqueda del origen es porque yo siempre me he enfrentado externamente (aunque luego se refleja de manera interna), a esa pregunta constante de entonces, ¿de dónde soy yo? Todo el rato, esa pregunta que ronda mi poemario, mi poesía, de dónde eres, dónde te sitúas. Aquí lo que pasa es que hay tantas capas, es tan complejo que la poesía se convierte en el lenguaje con el que explicar algo para lo que no tengo teoría.
Porque esto es la complejidad de la vida. Hablas de segunda generación, pero este término ya lleva ese peso, segunda generación de qué, de chinos en España, entonces yo sigo siendo una china pero que vive en España y entonces esto qué implica y cuando llego a China también qué implica. Todo ese lenguaje que conlleva tantas cosas que incluso se contradicen. Todo esto que es contradicción pura es lo que a mí personalmente me ha trastocado profundamente porque es pensar que este lenguaje no está hecho para mí, este lenguaje está pensado, está escrito desde otra postura, desde otra situación, describiendo algo que a mí no se me aplica. Es un lenguaje no lo entiendo.
Estamos en un país que es nuestro país porque hemos estado siempre ahí, hemos estado siempre en España pero quizá nadie de nuestra familia biológica es de ahí o quizá sí, ahí hay muchísimas variaciones. Hay unas diferencias que creo que las convenciones sociales nos empujan a enfatizarlas. Porque también una especie de tema que yo tengo con todo esto es que, claro que hay diferencias entre la cultura china, la cultura española, claro que sí, pero es que no son tantas, ni son tan pronunciadas como todo el mundo, tanto chinos como españoles, piensan.
Entonces siempre me he visto en esa posición, en esa tarea de explicar a todo el mundo que de algún modo están equivocados en su énfasis de las diferencias. Creo que hay otras maneras que logran compatibilizar muchas de estas posturas. Lo que pasa es eso, que normalmente, los seres humanos, para simplificarlo todo al máximo nos presentamos siempre con unas dicotomías extremas, empezando desde el “ pero tú eres china o eres española” o “te sientes más de aquí o te sientes más de ahí” y es como, bueno, a ver, pues quizá me podría sentir de los dos sitios y quizá me pueda sentir bien en los dos sitios si no fuera porque me lo estáis poniendo imposible haciéndome elegir todo el rato y haciéndome ver que una persona china es así y una persona española es así. Entonces, quizá podamos encontrar otros modos.
"Los géneros de siempre se están quedando pequeños".
Te encuentras en un lugar privilegiado, con una hibridación de culturas, con la riqueza que eso aporta. Esta mixtura, ¿queda reflejada también en tus proyectos literarios? ¿Cómo nace el proyecto de la app poética Shanshui Pixel Scenes, con esa incorporación de nuevas herramientas o recursos para comunicar?
Esto tiene que ver nuevamente con esa sensación de “este lenguaje se me queda pequeño”, esto no casa conmigo, esto no está pensado para mí, para lo que yo estoy tratando transmitir. Tiene mucho que ver con esto. A medida que vamos intentando desanudar todos esos conflictos internos y decimos, bueno, no pasa nada, soy una china que me gustan estas cosas, hago estas cosas y soy una española que x y ya está y eso no quiere decir que sea mejor una cosa o la otra o no tiene más implicaciones o no debería socialmente tener más implicaciones, y, como máximo, sería la postura contraria, la que comentas, es una riqueza el haber podido crecer con estas dos maneras de ver el mundo.
Pero hay veces que hay un énfasis tan grande en un enfrentamiento entre civilizaciones que nos está haciendo elegir que es como vale, o esto o lo otro porque no se puede todo, porque no tenemos aún modelos de hibridación, no tenemos referentes o si los hay están invisibilizadas, no las estudiamos en el Instituto, no las podemos comprar en las librerías. A la hora de escribir es complicado, porque aunque me encanten algunos escritores clásicos y cuando dices clásicos qué quieres decir, pues por supuesto hombres blancos burgueses europeos, aunque me encanten, digo, esto no está pensado para mí.
Para lo que yo quiero transmitir tengo que inventar otra forma y tengo que utilizar todos mis idiomas, tengo que escribir en español, pero tengo que meter las frases en chino que se me ocurren, las frases en valenciano, las frases en inglés, tengo que dotarlo de la oralidad y la viveza, la vitalidad con la que yo quiero que esto esté. Entonces, claro, va mucho de jugar, de experimentar, va mucho de prueba y error. Personas como yo, que hemos crecido… yo siempre digo que yo he crecido muy confundida, pero una vez que puedes apreciar la riqueza dentro de esa confusión, ya estoy en un momento de estar abierta a aprender muchas nuevas cosas.
Todo el tema de la app, también fue una sorpresa para mí. Fue en colaboración con otro artista, que es músico, programador de videojuegos y él tenía esta idea de poder crear estas conversaciones entre textos literarios y arte. Para mí estaba claro que el texto literario tenía que ser poesía y para él estaba claro que el arte tenía que ser arte con estética de videojuegos. Fue un proceso chulísimo, porque estábamos inventando nuevos lenguajes para poder transmitir estas nuevas cosas. Porque efectivamente es verdad que los géneros de siempre se están quedando pequeños.
"La poesía es la palabra que no es palabra, es prácticamente imagen, es pintura".
Se trata de utilizar en literatura las herramientas que nos proporcionan otras ramas artísticas para encontrar otras maneras de expresión. ¿Crees que se está viviendo un momento de renovación literaria y artística en general?
Sí que creo que la poesía está viviendo ahora en España un momento superdorado por varias razones. Es cierto que gracias a ciertas editoriales, ciertos premios, festivales, eventos, un montón de poetas jóvenes que son muy buenos e innovadores, con las redes sociales de los últimos años, la poesía está en un momento de ebullición y hay muchas ganas de creación. Creo que nuestra generación tiene muchas cosas que decir porque nacimos, crecimos en un momento de inestabilidad económica, en unos momentos my complicados y ahora, cuando tenemos 20, 30 años, es cuando está surgiendo todo esto.
Por mi parte concreta de hija de migrantes, hay un movimiento antirracista dentro de la poesía que es potentísimo, con libros como la antología de Matria poética (La imprenta), con proyectos como Editorial Graviola. Sí creo que está sucediendo en este ámbito. Pero no sé hasta qué punto esto es observable en otras esferas. Hace mucho que está todo ahí, la experimentación, las vanguardias, pero sobre todo, la entrada de las nuevas tecnologías. Yo soy una poeta que le debe muchísimo a Internet en varios niveles, desde difundir mi trabajo hasta encontrar los espacios para empaparse de mucho arte digital, de muchísimas comunidades virtuales.
Puede ser que algunas de nosotras hagamos uso de la tecnología de una manera muy concreta. Es verdad que ahora estamos en un momento muy extraño con el tema de la IA. No soy una persona super geek, super tecnológica. Me interesa la tecnología a nivel creativo y mucho a nivel emancipador y liberador si eso pudiera ser. Ahora bien, todo esto también tiene sus peros. A veces, la innovación está genial, pero otras, esta innovación está ligada a una excesiva mercantilización, hay unas dinámicas que hay que vigilar. He leído un artículo reciente sobre la cantidad de eventos literarios que se producen a diario en España y esto es realmente una burbuja insostenible. La cantidad de cosas que se publican es totalmente insostenible para la demanda actual. Hay que pensar también en esto.
Además de innovación, en esta poesía también hay una llamada al compromiso o a la denuncia social, como ese movimiento antirracista que comentas. En tu poemario también planteas algunas cuestiones de relevancia social. ¿Qué quieres conseguir con esta invocación?
En realidad, es una invocación muy corporal. Para mí la poesía es la palabra que no es palabra, es prácticamente imagen, es pintura. Entonces, hay muchos mensajes que podría gritar a esa mayoría silenciosa, pero en realidad lo único que quiero es invocarles, convocarles a que estemos juntos, a tocarnos por los hombros, a sentir que estamos, unas al lado de las otras. Por lo menos sacudir, como cuando te despiertas de un sueño y dices eh, estás vivo, estás viva, y estamos todas aquí y hay una gran serie de cuestiones que tenemos que discutir pero antes de hacerlo podemos empezar con unos buenos poemas. Yo creo que ese es el espíritu, es lo que me gustaría.
En la portada del libro se ven esas figuras masculinas que representan el grupo; el fuego que representa la cocina, que está muy presente en mi poemario. Pero también son personas invocadas, que están alrededor del fuego, como escuchando poemas.
Paloma Chen (Alicante, 1997) ha estudiado Periodismo y Construcción y Representación de Identidades Culturales. Ha investigado sobre la diáspora china en España en Crecer en ‘un chino’ y ha colaborado con El Salto, El País y La Marea. Ha ganado el Premio Nacional de Poesía Viva L de Lírica 2020 y ha recitado en festivales como Irreconciliables en Málaga, Vociferio en València, FuriAsia en Barcelona, La Voz de las Mujeres en Tenerife, Feministaldia en Donostia o el Ciclo de Cultura Antirracista en Madrid y en espacios como el Fórum Social Europeu Das Migrações o el Asia Europe Peoples’ Forum.
Será complicado leer e interpretar los poemas de Paloma Chen porque es una mezcla de dos culturas distintas…