Mira la ballena, es grandiosa.
Viajar en ballena está bien, pero si lo que quieres es seguridad, no hay nada mejor que el pulpo: tentáculos de agarre, mira telescópica, braceo de movimiento.
Lo dijo el agente.
Le creímos.
Compramos el viaje.
Salimos al mar, tragamos sal, vimos el mundo.
Era cierto: viajar en pulpo aporta seguridad.
Pero, ay, aquella ballena, sensual, trovadora, libre en su grandeza, aquella ballena, loca triste, nos dio la magia, nos acercó, durante unos segundos, a la muerte y después, nos escupió a la vida.