Mudanza

No permitas que el nuevo habitante borre los dibujos de tus paredes;

no permitas que tire el geranio muerto;

no permitas que cambie tus ruidos de casa enferma.

Dile que otros se amaron en tus sombras;

dile que ellos temieron bajo tu techo;

dile que cantaron las risas de las nuevas vidas.

Y después, grita, cruje, chirría, que con tus llamadas se rompan los oídos de ese que vendrá.

Él traerá palabras, cuadros, una cafetera.

Pero a él, recuérdalo, nunca lo has habitado.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.