Flâneur

Camino la ciudad. Esa es mi dedicación principal. Si me preguntan, digo “soy caminante, caminante en la ciudad”, y sigo mi marcha. Por la calle uno y la cincuenta y dos. Conozco bastante del trazado.

Uno podría decir que, después de tanto tiempo, debería abarcarlo todo. Pero cada día abren nuevos locales, pozos, entradas al inframundo. Imposible saber. Y, por eso, camino, veo, me divierto.

Es mi dedicación, camino la ciudad. De día y también esa otra, la ciudad nocturna. Entonces, otros habitan las calles. Las risas son diferentes. Suenan huecas o más ruidosas. Por eso, no río de noche.

A la mañana, cuando sale el sol, canto como el gallo, y acelero la marcha. Ya no queda nada para el límite. Pero mientras, sigo.

Mientras, camino.