Era la casa que habitaba.
Así, fue albañil, conde, poeta, puta, empresario de éxito, artista del reggaeton.
Amó ser niño en la playa. Odió ser político.
Fue viejo seis veces, colombiano dos, cuatro funambulista.
Sintió el vacío, la reforma, el desalojo, el derrumbe, la ilusión.
Vivió mil casas, fue mil vidas.
Cuando contó mil una, respiró tranquilo en su casa y fue ya nada más
él.