Ésta debe ser una tristeza urbana. Los edificios no dialogan y el cansancio silba. Niños piden limosna y no huelen a gardenia. Allí, secos.
Juan Gelman |
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Nos hemos preguntado cómo y cuándo una ciudad deja de serlo para ser algo más, un ser con alma, cuerpo, sentidos, dolor, risas; cómo un aglomerado de edificios adquiere personalidad y proyecta sombras poéticas; cuándo ese espacio habitado es transformado y nos transforma.
La pregunta única sería cuándo la ciudad se convierte en literatura.
Durante los últimos meses, hemos leído y hemos conversado con los autores y autoras de obras que reflexionan sobre la ciudad como concepto literario. Ahora, te lo presentamos en este monográfico. |
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Ciudad, alma, literatura |
Me pregunto cómo nace la ciudad mito; cómo crecen y se reproducen las representaciones sociales que alimentan el imaginario de una ciudad; cómo y cuándo una ciudad deja de serlo para ser algo más, un ser con alma, cuerpo, sentidos, dolor, risas; cómo un aglomerado de edificios adquiere personalidad y proyecta sombras poéticas; cuándo ese espacio habitado es transformado y nos transforma. |
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Vicente Luis Mora: “He intentado aprender los lenguajes de la ciudad” |
Vicente Luis Mora comenzó en 1997 un proyecto literario que en principio circulaba la ciudad, pero pronto, del centro a las afueras, salió de ahí para intentar abarcar el mundo. Circular es un libro que explora, que crea, construye, navega, siente, percibe y, sobre todo, que, como un organismo, crece. Después de Circular y Circular 07. Las afueras, el escritor cordobés dio a luz Circular 22, que editó Galaxia Gutenberg en 2022, cerrando un periplo de 25 años. |
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Francisco Paillie: "Es necesario leer la ciudad como una conversación constante" |
¿Qué sucede cuando cabezas bienpensantes se alían para pensar la ciudad? De ahí necesariamente nacen proyectos que exploran, experimentan, conversan, examinan, desgranan la ciudad hasta sus últimas consecuencias. El inicio lo encontramos en dérive lab, un laboratorio multidisciplinario que busca inspirar otras (nuevas) maneras de vivir y pensar la vida en la ciudad. Y a partir de ahí, sus promotores arrancan iniciativas como una editorial (El caminante), una revista (Derivas) o un club de lectura (Leer la ciudad) reconvertido a archivo digital referencial sobre narrativas urbanas y sobre el cual hemos hablado en Itinerancias con unos de sus impulsores, Francisco Paillie Pérez. |
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Pedro Azara: “Las ciudades humanas son necesariamente desordenadas” |
En La ciudad de los días lejanos (Ediciones Asimétricas), Pedro Azara revisa los mitos de la fundación de la ciudad. Repasa, curioso, de qué manera hemos escrito y descrito las ciudades soñadas, imaginadas, ideales, inalcanzables; cómo las habitamos, cómo dejan habitarse, ayer, hoy, mañana. Hemos conversado con el autor para dar luz a estas cuestiones. |
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David Toscana: “Los europeos se resisten a aceptar que un latinoamericano escriba sobre ellos” |
Damos continuidad a la reseña de La ciudad que el diablo se llevó (Candaya) conversando con su autor, David Toscana, cuya obra transita espacios y épocas siempre recreados a través de una mirada muy especial. |
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Anna Mª Iglesia: “La mujer ha sido excluida del espacio público” |
La ciudad y sus calles no eran espacio para las mujeres. Solo las trabajadoras (para transitar obligatoriamente al trabajo) y las prostitutas (como espacio de trabajo), podían ocupar el lugar ciudadano y lo hacían con sus consecuencias. La aceptación de la palabra flâneuse no es solo una adaptación del masculino flâneur según manda el manual de lenguaje inclusivo. Es algo más, es una auténtica revolución para apropiarse de un espacio que hasta el siglo XX únicamente estaba reservado a uno de los dos sexos. Anna Mª Iglesia revisa en La revolución de las flâneuses (Wunderkammer), el derecho de las mujeres a ocupar las calles y explica los porqués a los lectores de Itinerancias. |
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Juan Gallego Benot: “La ciudad amenaza con no cambiar nunca” |
Imaginemos una ciudad afectada por aparentes cambios que incapacitan la movilidad, la transformación auténtica, la creación. Y llevemos esto a una sociedad invadida por modificaciones que se anticipan a nuestra imaginación. Por esta ciudad ha caminado Juan Gallego Benot en un libro cuyo protagonista solo es capaz de ver la diferencia. En Itinerancias hemos hablado con el autor de La ciudad sin imágenes (La caja books). Juan Gallego Benot reinventa la figura del flâneur, quien deambula por un nuevo concepto de espacio. |
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Paseando la ciudad graficada |
La ciudad es protagonista en el imaginario del cómic y la novela gráfica. La ciudad representada, dibujada, la ciudad escenario, la ciudad personaje es una atracción para los creadores de historietas. Desde siempre. En las páginas del cómic hay ciudades imaginadas y reales, postapocalípticas. La ciudad es residencia de superhéroes, sede de experimentos utópicos, escenario para mostrar la decadencia, la interconexión, la desvinculación social. |
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Retrato lumpen de Odesa |
Podríamos decir que las historias que Isaak Bábel despliega en sus Cuentos de Odesa nos remiten al lumpen de la ciudad, a los barrios del margen, a las personas que se encuentran en los bordes de la sociedad. Pero, sentados en el muro del cementerio, repasando lo que fueron las vidas de estos personajes, ese halo lumpen se evapora para crear una atmósfera densa, que impregna pensamientos, que agota las emociones; un espacio donde las cosas se hacen “al modo de Odesa”. |
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Mágica y real Varsovia |
Cuando La ciudad que el diablo se llevó se publicó en España de mano de Candaya le preguntaron a su autor, David Toscana, qué hacía un mexicano escribiendo la novela, la gran novela de Varsovia. Sí, un mexicano estaba sacando a la luz la memoria, individual, colectiva, histórica, de una ciudad maltratada permanentemente por fuerzas ajenas. |
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Remapeando una vida: Igiaba Scego |
El exilio fabrica nuevas geografías, imprime una huella toponímica en las personas, exige revisar el mapa por el que transitamos. Igiaba Scego, quien nació en Roma después del proceso de exilio de su familia somalí, decidió hace unos años iniciar este viaje de reconstrucción y rememoración. El resultado es el libro Mi casa está donde estoy yo, editado en España por Nórdica, con traducción de Blanca Gago. |
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Ocho vistas de Buenos Aires |
Buenos Aires. Ciudad idealizada, idolatrada, reivindicada e, incluso, castigada, odiada; una gran urbe narrada y poetizada por la visión y la imaginación de quienes arribaron allá por primera vez procedentes de otras tierras pero también de quienes se fueron, conservando únicamente las sensaciones, dulces o amargas, que deja el recuerdo. Es la capital argentina una de las ciudades más representadas en la literatura, quizá porque la cantaron autores y autoras migrantes y exiliadas, en una orilla y en la otra. Es una ciudad de doble flujo, de entrada y salida, de movimiento perpetuo. |
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Crece |
Fue tierra, piedra, asfalto, ia.
Fue prado, camino, senda, carretera, vía ia. |
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Circunvalación |
Supone que el viaje terminará cuando se agote el combustible, cuando el sueño le venza, cuando el estómago le reclame, cuando la urgencia física del contacto le reclame. |
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Ciudad condenada |
Andan cerrando las puertas a quien estiman necesario dejar afuera de la ciudad. Pum. Traerán la desgracia, dicen, y pum. En el interior las voces se dividen. |
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Las calles eran barro |
Era niña y había barro. Las calles eran tierra, agua, juego, risa. La ciudad olía a pan y gritos lejanos. Hoy, se despierta detrás de la ventana climalit. En el asfalto no ríe la infancia. |
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Mujer en la calle |
Bajé a la calle solo para sentir que soy mujer. Recibí los insultos, las miradas, los juicios silenciosos. Caminé durante horas. Solo para sentir mi sexo. Soy mujer. |
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Flâneur |
Camino la ciudad. Esa es mi dedicación principal. Si me preguntan, digo “soy caminante, caminante en la ciudad”, y sigo mi marcha. Por la calle uno y la cincuenta y dos. |
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